miércoles, marzo 08, 2006

NUEVAS ENFERMEDADES

Contagio en tiempos modernos

Mientras se busca controlar la gripe aviar, los especialistas advierten que en la relación del hombre con el ecosistema y la manipulación de animales aparecen los nuevos microorganismos peligrosos.
Estractado de Clarín.com.

Nuevas enfermedades infecciosas emergen a una velocidad excepcional, a razón de una por año: lo dijo el epidemiólogo Mark Woolhouse de la Universidad de Edimburgo y asesor del gobierno británico en temas relacionados a epidemiología de enfermedades infecciosas. Aunque se trata de un fenómeno milenario, para el científico británico, el proceso está acelerado. Woolhouse catalogó 1407 enfermedades infecciosas, de las que un 58% proviene de animales. “Parece que hay algo especial acerca de los tiempos modernos que hace que sean buenos para que los agentes patógenos invadan la población humana” dijo Woolhouse a la BBC durante la reunión anual de la Asociación para el Avance de la Ciencia. La diferencia hoy parece darse en la forma en que la humanidad interactúa con los animales y el entorno.

Hay 177 enfermedades nuevas emergentes y 130 de ellas (más del 70%), llegan al hombre a través de los animales (zoonosis). “No es nuevo el concepto, ni son nuevos los microorganismos, lo que es nuevo es el contacto con el hombre”, explica Alfredo Seijo, médico infectólogo, jefe de Zoonosis del Hospital Muñiz y profesor adjunto de Infectología de la Universidad Favaloro. Cada vez más, la causa de este contacto entre el hombre y enfermedades desconocidas se atribuye a las intervenciones en el ecosistema. “Antes, introducirse en la selva era cosa de un explorador que podía enfermar y morir aislado. Hoy miles de personas entran en la selva para talar y montar una represa hidroeléctrica, o para hacer turismo de aventura”, ejemplifica Seijo.

Desde la deforestación y los cambios en el uso de la tierra y la agricultura hasta la relación con los animales domésticos o salvajes pueden poner al hombre en contacto con nuevos y desconocidos microorganismos. “Todos los años surgen una o dos nuevas enfermedades con mucha repercusión y con un efecto potencial importante, vinculadas a la zoonosis”, admite Marcelo Blumenfeld, coordinador de la Comisión de Enfermedades Emergentes de la Sociedad Argentina de Infectología. “Se calcula que se conoce una parte mínima del total de las que existen, entre la quinta parte y la mitad. En algunos casos porque no hay recursos para detectarlas y en otros porque son enfermedades que circulan entre animales salvajes. Esto ocurrió siempre y siempre hubo pandemias. Sin embargo ahora hay cosas que lo agravan, por ejemplo, la gran comunicación entre diferentes lugares del mundo”.

Hasta hace algunos años cuando se producía un brote en una región remota, la enfermedad se limitaba a una población sin tantas posibilidades de expandirse a otras partes del mundo. El SARS, una forma atípica de neumonía, fue uno de los ejemplos más paradigmáticos de cómo una infección se expandió rápidamente. La historia es conocida: en febrero de 2003 fue hospitalizado en el sur de China un vendedor de frutos de mar que pasó a la historia bajo el triste mote de “Rey Veneno” porque infectó a unos 90 trabajadores de la salud de los diferentes hospitales donde consultó. Una semana más tarde el doctor Jianlun, que había sido contagiado, viajó a Hong Kong y se hospedó en el noveno piso del Hotel Metropole, popular entre ejecutivos de todo el mundo. En un sólo día infectó a numerosos huéspedes, que llevaron el SARS a Vietnam, Singapur, Irlanda, Estados Unidos y Canadá. “Hoy en día los viajes duran menos que la incubación de las enfermedades”, apunta Blumenfeld.

Se llama emergentes a aquellas enfermedades que son desconocidas por el hombre. “El contacto con la naturaleza en zonas donde antes no se producía, la expansión de la población y la creación de pueblos o ciudades sin demasiado planeamiento, la ampliación de zonas de cultivo o de cría de animales, el tráfico de animales, la deforestación y la reforestación”, enumera Blumenfeld. “Todos estos factores que tienen que ver con cambios en la conducta de la gente y que repercuten en el ecosistema, favorecen la emergencia de nuevas enfermedades.”

La gripe aviar es un ejemplo. Una nueva cepa, desconocida hasta ahora, ya superó la primera etapa: pasar de los animales a las personas. Está por verse si es capaz de mutar y transmitirse entre humanos directamente. “Si así fuera, nadie sabe cómo se comportaría una pandemia. Se hacen cálculos matemáticos con referencia a pandemias anteriores, pero ahora tenemos otros recursos. Y la del SARS fue una lección muy importante: se controló con algunas medidas restrictivas (cuarentenas, evitar traslados) una enfermedad para la que no había tratamiento”, señala Blumenfeld.

Otros motivos de preocupación: el uso excesivo de antibióticos que genera cepas cada vez más resistentes hasta llegar a bacterias intratables, por lo que se comienza a hablar de volver a una era preantibiótica. “Los agentes patógenos están evolucionando y combaten nuestros métodos de control. El panorama cambia y parece que seguirá modificándose. Vamos a tener que correr lo más rápido que podamos para permanecer en el mismo lugar”, prevé Woolhouse. La buena noticia es que sólo una minoría de las enfermedades procedentes de los animales fue capaz de generar epidemias. “En el proceso de adaptación de un microorganismo al hombre, en general la enfermedad atenúa su virulencia”, dice Seijo.